Abre apenas los ojos, pero una luz cegadora la
obliga a cerrarlos. Los va abriendo despacio y, poco a poco consigue distinguir
una chimenea con su fuego. Se incorpora y mira a su alrededor. Es un pequeño
salón, ¿dónde está? Su vista se fija en una figura alta: es un chico, no puede
tener muchos más años que ella; pero eso es imposible, la transformación dura
diez años. Se levanta y se va a acercando a él despacio. Puede ver que en su mano
se posa uno de esos bichos. Él siente que lo observa.
-Se llaman mariposas _dice señalando al bicho que se posa en su mano.
Se gira, puede
ver su rostro, esos ojos azules, esos labios perfectos, esos mechones rubios
que le caen sobre la cara. No es como el resto.
- Las mariposas no nacen
siendo así. Al principio, son una especie de gusanos. Pasan por una serie de
cambios. Después de su última muda, último cambio, forman la crisálida. Allí se
transforman dando lugar a su última fase, ser la mariposa propiamente dicha. Esa
transformación se llama metamorfosis y, cuando termina, se puede observar cómo
unas hermosas alas han brotado del cuerpo de la oruga._Deja de hablar esperando que Marga le haya entendido. _ Se parecen a los de tu mundo. Pero tú no eres como
ellos, lo noto.
“No es como nosotros”. Aquellas palabras
retumban en la cabeza de Marga. “Es la
profecía”, “Es ella”. Toda la
habitación comienza a girar. El chico la agarra.
-Marga, Marga, Mar…
Abre los ojos. Le ve, ve esos ojos que la miran con
preocupación.
-Marga, ¿estás bien?
Asiente con la cabeza. Le ayuda a incorporarse.
-Por cierto: me
llamo Yahel.
-¿Qué eres?
-Sabía que este día
llegaría. Conocerás la historia de “tu raza” _asiente_: en ella se cuenta que nacieron
tres niños. Uno de ellos no se
transformó y el ángel lo puso a salvo en un bosque cercano. He vivido en este
bosque durante mil años. Todo lo que sé me lo han enseñado los libros. Mi única
compañía han sido las mariposas. He visto como nacían, crecían, sufrían los cambios
y morían. Estas mariposas no son normales;
son capaces de romper tejidos, telas. Pero todavía no son lo suficiente fuertes
para rasgar telas tan resistentes como
las telas doradas de los capullos. He alimentado a las mariposas con mi sangre; son más fuertes, pero no lo
suficiente. He intentado llevar a cabo la misión de mi padre, pero solo no
puedo. Ya te habrás dado cuenta de que tú no eres como los demás. Tú eres la niña de
la profecía. Con tu sangre conseguiremos que ese latido nunca acabe, que los
niños no se transformen, que sus padres puedan verlos crecer, que sean libres
hasta que llegue su hora. Que vuelvan a ser humanos.
Poco a poco
Marga va ordenando las ideas. No, no puede ser ella la de la profecía. Vale que
no se haya transformado, pero…Vale, todo cuadra, pero…
-Marga, no voy a permitir que te pase nada. _Yahel la coge de la mano.
-Vale, te ayudaré.
La extrae un poco de sangre y la echa en un pequeño recipiente.
Marga observa cómo lo mezcla con otro compuesto; parece una papilla. No puede
evitar la cara de asco. Yahel sale de la habitación y Marga le sigue. Abre una
puerta blanca de madera y Marga se queda asombrada. Mariposas de todos los
colores vuelan sobre su cabeza. De pronto todas las mariposas vuelan directas a
Yahel y lo rodean, cubriendo cada centímetro de su cuerpo. Cuando ya no queda
nada de esa papilla, las mariposas vuelven a su vuelo natural. Acto seguido Yahel
abre una pequeña ventana y todas las mariposas salen por ella. Un vuelo de
cientos de colores. Una esperanza de vida. Yahel se gira hacia Marga.
-Ahora solo hay que esperar.
~FIN~
Muchas gracias por leerla. Si tenéis tiempo me gustaría que me dejarais un comentario. Con decir si os ha gustado o no vale. :)