Tiene la respiración
entrecortada. Miró el móvil en busca de la hora. Las once. Dio una vuelta en la
cama colocándose boca arriba. Observaba el techo esperando volver a conciliar
el sueño, pero eso no ocurría. Por lo tanto decidió levantarse y conectarse al
ordenador, a ver si se distraía un poco. Un pensamiento le pasó por la cabeza.
Ya lo había pensado muchas veces pero no tenía el valor de hacerlo. ¿Y si era
malo lo que encontraba? Tenía que hacerlo. Tecleó su mayor miedo. Esa pesadilla
que no le dejaba dormir. Todas las páginas que visitaba la conducían a lo
mismo. Cansada de no encontrar otra cosa se dio por vencida. Apagó el ordenador
y se tumbó en la cama con la esperanza de quedarse dormida.
Los rayos
de sol se abrían paso entre las cortinas. Se giró en la cama. Sus ojos estaban
abiertos al igual que toda la noche. No había podido dormir. Se levantó de la
cama casi sin fuerzas. Vio el reloj que marcaba tan solo las 8 de la mañana. Se
vistió con un simple chándal negro. Se puso las deportivas, cogió el móvil y
salió a correr. Necesitaba despejarse un poco. Dejar de pensar en el sueño, en
su significado.
Más salir
de casa el sol le dio directamente en la cara. Iba a ser un buen día, o eso
creía ella. Comenzó a correr, a eso había salido y no podía estar
entreteniéndose mirando el sol. Empezó corriendo despacio pero de pronto su
ritmo aceleró. Pasaba casas y más casas hasta llegar a la dehesa que se
encontraba a las afueras del pueblo. Era un gran espacio verde con árboles
distribuidos en filas, algunos se saltaban ese minucioso orden. Cansada de
correr decidió sentarse debajo de unos de los árboles. Con los cascos puestos y
la música sonando decidió cerrar los ojos y descansar apoyada en la dura corteza.
No sabía cuánto
tiempo había pasado. Al abrir los ojos vio una sombra colocada a su lado, alzó
la cabeza y le vio. ¿Pero que hacía Lucas allí?
-Buenos
días.
-¿Acaso me
sigues?_le pregunto a modo de respuesta.
-Sí. _ lo dijo
completamente serio._ Desde que has salido de casa. _ no sabía si creérselo,
pero cada vez sentía más miedo._ He visto que te metías por los árboles y que
estabas sola_ una sonrisa se empezó a dibujar en su rostro. No sabía si era de
maldad o solo se reía de ella._ No hay nadie más por aquí, no suele venir mucha
gente, es un lugar muy tranquilo, nadie te oye. _ El corazón le empezó a latir
rápidamente. Él cada vez estaba más cerca._ Parece que tienes miedo._ la cogió
del brazo y la acercó a él.
En ese
momento se empezó a reír y entonces se dio cuenta.
-Cabrón, me
has asustado.
-Es muy fácil asustarte por lo que veo.
-Te la tengo guardada.
-Es muy fácil asustarte por lo que veo.
-Te la tengo guardada.
Ella se dispuso
a marcharse pero él fue más rápido y se
interpuso en su camino.
-Natalia no
te enfades por favor, era solo una broma.
-Pues no me
ha hecho ninguna gracia. Y ahora déjame pasar.
Intentó
pasar por su lado pero se movió volviéndola a impedir el paso.
-Déjame
pasar.
-Sólo si me
perdonas.
-No.
-Mírame a
los ojos, solo eso._ La cogió suavemente la barbilla obligándola a mirarle._
Muy bien. Quería decirte que lo siento, Vale sé que me he pasado con la broma y
por eso quiero que me perdones. No me gustaría que estuvieras enfadado conmigo.
No, porque me gustaría preguntarte una cosa, más bien pedirte un favor. Di
primero que sí.
-No voy a
decir que sí.
-Dilo por
favor, no te arrepentirás.
No sé que
la pasó por la cabeza pero de su boca salió un sí.
-Entonces a
las ocho te paso a buscar a casa.
-¿Perdona?
-Acabas de
aceptar salir conmigo. A las ocho nos vemos. Hasta luego.
Antes de
irse la dio un fugaz beso en la mejilla.
-Y por
cierto, siempre vengo a correr por aquí.
Con un
sentimiento que no sabía que era, vio como se alejaba aquel chico que le había
pedido salir.
(Continuará..)
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