Cuando ya
no le veía, Natalia decidió que ya era de volver a casa, sino no la daría
tiempo a prepararse para el curso. Se puso los cascos y empezó a correr.
En cinco
minutos había recorrido la mitad del camino, ya no la quedaba nada. Pero de
repente un dolor se habría paso en su cabeza haciéndola parar. Era un dolor muy
fuerte que parecía proceder desde lo más profundo. Lo extraño fue que tal como
había venido había desaparecido. Decidió no darle vueltas, estaba cansada, eso
debía de ser. El resto del camino lo hizo más despacio evitando pensar en lo
que había ocurrido, centrándose en su “cita”, por llamarlo de algún modo.
Su madre no
se encontraba en casa lo que fue un alivio, no tenía ganas de que le preguntara
que tal estaba. Se dirigió a la cocina y vio que en el frigorífico había una
nota pegada. Su madre volvería tarde, por lo que se ve tenía que trabajar.
Decidió subir un rato a la habitación, ya comería después. En cuanto entró al
cuarto se tumbó en la cama. No sabía qué hacer, no sabía si la apetecía leer,
escribir, dibujar, mirar la tele o cualquier cosa, no podía decantarse por
ninguna. Al final no eligió ninguna de esas opciones sino que optó por quedarse
tumbada escuchando música.
Se levanta
de golpe. Lo último que recuerda es que estaba escuchando música y después
aquel sueño. Un escalofrío le recorrió la espalda cuando intentaba recordarla.
Es el mismo siempre, pero cada vez más largo. Cree que la quiere decir algo, puede
que corra peligro. Desechó esa idea rápidamente de la cabeza. Miró el reloj y
vio que solo marcaban las cuatro, no sabía qué hacer, le quedaba mucho tiempo
hasta las ocho. Decidió ordenar el armario, así de paso buscaba que ponerse.
Después de
bastante tiempo encontró lo que buscaba. Esos pantalones pitillos y la nueva
camiseta de tirantes. Y para los pies unas bailarinas negras, al igual que la camiseta.
Se dirigió al cuarto del baño. Empezó a maquillarse dejando para lo último el
pelo. Se echó un poco de base, se dibujo la raya y se dio un poco de rímel. Una
vez acabó se recogió dos mechones de pelo a cada lado sujetándolo con unas
pinzas atrás. Se miró una última vez en el espejo y bajó al salón a leer un
poco mientras le esperaba, tan solo eran las siete y media.
(continuará…)
*Este capítulo no es muy largo ya que no he tenido inspiración para seguir con la historia. Hace ya más de una semana que no publicaba uno así que aun siendo poco he decidido subirlo. Espero que os guste. Y me gustaría vuestra opinión, saber si alguien la sigue y si merece la pena seguir escribiéndola.
Un saludo
In love.
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